martes, 6 de abril de 2010

El ruido en nuestras aulas




Buena parte del trabajo que realiza el profesor en el aula de pierde por las interferencias del ruido que en ella se producen. Como consecuencia de ello los alumnos no llegan a captar en su totalidad la esencia de las explicaciones o los detalles que les llevarían a facilitar el aprendizaje que se intenta impartir.
Muchas veces los alumnos son sujeto y objeto del ruido mientras se desarrolla la labor docente, por ello quiero hacer notar los efectos perjudiciales que este ruido produce y proponer actividades que conduzcan a evitarlo en un futuro más o menos cercano.
Son diversas las consecuencias que puede tener el ruido para la salud y seguridad: Alteraciones del sueño, irritabilidad, trastornos de la capacidad de atención y memorización, dificultades de concentración, alteraciones del sistema nervioso, cardiovascular, hormonal y digestivo, distracciones, fatiga, perdida de audición, interferencias sonoras y estrés laboral.
Vamos a proponer un programa para corregir este ruido que molesta a la mayoría corrigiendo las disfonías de los alumnos para que utilicen un tono de voz bajo al comunicarse y practicando con ellos la relajación. Es conveniente que estas actividades se practiquen con los alumnos del Primer nivel de Primaria, que se realicen correctamente y con cierta periodicidad para que produzcan los efectos deseados.
Actividades para mejorar las disfonías

  1. Al tomar el aire, hecho hacia atrás la cabeza, un poco, muy despacio, muy suavemente. Al expulsar el aire bajo la cabeza muy suavemente hacia el pecho...
  2. Al inspirar, giro la cabeza suavemente hacia la derecha... al expirar la giro hacia la izquierda muy despacio...
  3. Al inspirar, junto lentamente los dedos índice y pulgar de las dos manos, mientras me digo "dentro". Al echar el aliento vuelvo los dedos a su posición mientras me digo "fuera"...
  4. Al tomar el aire aprieto la mano derecha despacio, haciendo un poco de fuerza al final... Al expulsarlo, relajo la mano...(puedo decir las palabras dentro y fuera).
  5. Cuando inspiro , elevo lentamente los antebrazos de forma paralela a los muslos; cuando espiro los llevo hacia los muslos bajándolos despacio.
  6. Al tomar aire elevo los brazos describiendo un círculo, hasta juntar las manos por encima de la cabeza; al espirar los bajo describiendo de nuevo otro círculo.

La relajación.

  1. Los hombros.
  • Mover los hombros describiendo con ellos círculos amplios (hacia arriba, hacia atrás, hacia abajo y hacia adelante) manteniendo los brazos relajados a lo largo del cuerpo.
  • Los alumnos deben imaginar que tienen gran peso encima de los hombros y deben sujetarlo para que no se caiga (contraerlos) después lo soltamos bruscamente dejándolo caer.
  • Los niños son marionetas con unos hilos imaginarios que sujetan los hombros. Daremos ordenes para que tire del hilo o para que suelte y afloje.

2. El cuello

  • Imaginar que tenemos en el cuello un collarín que nos ahoga. Debemos apretar lo dientes, forzar el gesto e intentar ensancharlo. Después soltar.

3. Lengua, labios y paladar (realizar los ejercicios tres veces).

  • Nivel 1.
  1. Apretar y aflojar los labios sin abrir la boca.
  2. Mascar cinco veces.
  3. Abrir y cerrar la boca deprisa.
  4. Abrir y cerrar la boca despacio.
  5. Sacar la lengua lo máximo posible.
  6. Sacar la lengua lo mínimo posible, asomando sólo la punta.
  • Nivel 2.
  1. Abrir la boca despacio y cerrarla deprisa.
  2. Abrir la boca deprisa y cerrarla despacio.
  3. Morderse el labio inferior con los dientes superiores.
  4. Abrir la boca, sacar la lengua, meter la lengua y cerrar la boca.
  5. Abrir la boca y sacar la lengua manteniéndola en posición horizontal.
  6. Abrir la boca, sacar la lengua y llevarla a la izquierda y a la derecha.

Fomento de la tranquilidad en la escuela.

No sólo las escuelas de diseño deben enseñar el valor del silencio sino que debemos trabajarlo todas. Para ello, nada mejor que empezar a distinguir entre sonidos buenos y contaminantes.

Muchos de los ruidos que nos invaden se derivan de una falta de respeto del derecho que tenemos a la tranquilidad. Al enseñar a los alumnos a respetar a los demás, entenderán que no debe elevarse el tono de la TV, de sus equipos de sonido, correr gritando por el pasillo o hablar en voz alta en el aula.

Si los estudiantes bajan la voz, los profesores tendrán menos necesidad de gritar o de usar silbatos y ésto no significa que que los alumnos no puedan elevar la voz en los juegos o en posibles exposiciones que dónde sea necesario que les oigan en público.

Los padres, educadores y ciudadanos solidarios, deben unirse para mitigar los ruidos que nos envuelven y así aprovechar los beneficios de una vida más tranquila contribuyendo a un medio ambiente más sano y saludable.